El daño más grave que le hace al país la forma en que ejerce el poder Andrés Manuel López Obrador, es que intenta concentrar todas las decisiones, administrativas y políticas, con tal de cumplir su proyecto personalísimo de transformación; abusando del hartazgo de la población por la inseguridad, impunidad y corrupción, vendió que él representaba una manera diferente de gobernar a los regímenes anteriores cuando en los hechos, sus actos de gobierno son un regreso a las prácticas del modelo priista.
Durante las décadas que el país estuvo gobernado por el Partido Revolucionario Institucional, lo que realmente importaba era la opinión del presidente en turno, en los estados se permitió el desarrollo de cacicazgos locales a los que se les permitía hacer y deshacer en los estados, siempre y cuando asumieran e implementaran lo que el titular del Ejecutivo Federal deseaba; en los hechos, el pacto federal, en todos sus órdenes, formalmente desarrolló instituciones que tenían la obligación de cuidarlo y fomentar una relación enriquecedora para todos, a pesar de la alternancia y los cambios de gobierno, incluso a pesar de la llegada de la Cuarta Transformación, en ese pacto federal, las entidades federativas están sometidas a las decisiones del presidente de la República.
El Movimiento de Regeneración Nacional no ha podido cumplir con las promesas que hizo en campaña; en el poder, los integrantes de este movimiento, le han fallado a López Obrador; el presidente está solo, encerrado en Palacio Nacional, incapaz de sentar las bases para su Cuarta Transformación, que sólo está en el discurso, una propaganda que se reitera en todas las conferencia matutinas y ofrece a la sociedad las mentiras de un avance que no existe.
Uno de los discursos en los que se apuntala que la Cuarta Transformación ya se está llevando a cabo consiste en halagar al pueblo bueno diciéndole que es sabio y que participade la revolución de las conciencias, zalamero, López Obrador, todos los días dice actuar en beneficio del pueblo, que no le mentirá, ni le robará o lo traicionará. Recién, en la mañanera López Obrador indicó que en defensa de la economía popular frenaría un programa de revisión nacional de autos con antigüedad de más de cuatro años, porque su gobierno no va a estar “bolseando” a la gente; el presidente explicó que esa era su nueva forma de gobierno, y aprovechó para insistir en que son una nueva forma de gobierno y establecer que “la diferencia entre nosotros y los neoliberales o neoporfiristas, es que ellos piensan que el gobierno quita, y nosotros pensamos que el gobierno da”.
Para el pueblo bueno, acostumbrado a las políticas asistencialistas, eso de que el gobierno da y no quita debe sonar muy bien, sin embargo, eso no quita que López Obrador mienta acerca de las funciones que está obligado a cumplir el gobierno y que, en lo que va del sexenio, los caprichos de su voluntad han resultado sumamente dañinos al implantar políticas resultado de sus ocurrencias, sin análisis previo e intentando evitar toda evaluación para no ser exhibidos.
En los hechos, hemos vuelto al modelo priista, ese que Mario Vargas Llosa llamó dictadura perfecta, al que preferimos reconocer como dictablanda; en materia de gobierno y gobernabilidad, López Obrador requiere para su Cuarta Transformación un país donde no se mueva una hoja sin su permiso.
El 2024 está a la vuelta de la esquina, lo que urge es pensar en formas de no regresar al pasado, al país de un solo hombre. López Obrador dejará de ser presidente y no se puede permitir, por el bien de todos, que nadie herede el trono en el que está sentado hoy.
Coda. Lo que tiene inscrito el Anillo Único que inventó J.R.R. Tolkien para El Silmarillion, El hobbit y El Señor de los Anillos, describe perfecto la idea que de la presidencia tiene López Obrador:
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos a las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
@aldan
