Cada semana, el gobierno que encabeza el presidente López Obrador, es involuntario proveedor de noticias, las más de las veces singulares o llanamente estridentes. La semana que está por concluir, no podía ser la excepción.
- El martes 18 de abril, el secretario de Hacienda Ramírez de la O, se apersonó en la mañanera, verdadero lugar desde donde se gobierna este país, para aclarar algunos datos acerca de la compra de las plantas a Iberdrola, la estigmatizada empresa española, otrora voraz enemiga de la patria en proceso de transformación. Su propósito era aclarar que los 5,943 mmdd o 111,500 mmdp no representaban un incremento de la deuda pública nacional. Malabares tuvo que hacer el secretario de las finanzas nacionales, ya qué México sólo cuenta con el 20% de los recursos necesarios, el resto habrá que pescarlos de los inversionistas privados, nacionales o extranjeros, y sí eso no es “contratar” deuda, ¿qué es señor secretario?.
- En su prolífico ataque y desmantelamiento de las instituciones nacionales, el presidente de México, sí, el presidente de México señaló que el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) no sirve para nada y cuesta mil millones de pesos al erario. ¿Qué tal? En su infinita ignorancia y soberbia, López Obrador juzga y sentencia sobre la vida de instituciones, sin un conocimiento serio de un funcionario de su nivel. Ordena, porque así trabaja el presidente, al Congreso que “haga algo” para que esa función la realice una institución ya creada. El presidente abyecto, simplemente no entiende que no entiende, “piensa” que el INAI es sólo una ventanilla para recibir solicitudes de información que se turnan a las dependencias para su atención. Con eso que en su discurso ya exorcizó la corrupción, la transparencia y el acceso a la información resultan innecesarias. Lo de la protección de los datos personales, simplemente lo ignora. Su ánimo está claro: opacidad oficial. El cúmulo de irregularidades en la gestión pública federal no debe tener una salida más allá de las mañaneras, lo demás es “politiquería”, es la lucha de sus enemigos por recuperar sus privilegios, y seguir robando, ah no, ahora es su tiempo.
III. El jueves 20, el gobierno de México informó acerca de la venta del avión presidencial a la República de Tayikistán, indicando que la transacción había sido hecha por 92 millones de dólares, a pesar de que el precio calculado por el INDAABIN ascendía a 218 millones de dólares. Orgulloso el presidente, señalaba que con los recursos de la venta se construirían dos hospitales en Guerrero y Oaxaca. Finalmente podía presumir la venta de la aeronave, una de sus promesas de campaña, y que cuatro años después estaba concretando, sí con una pequeña merma de 2,268 millones de pesos, lo que hubiera representado no dos, sino cinco hospitales.
- El presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que no se “puede acatar” la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que canceló el pase de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) porque sostuvo que entrará en vigor hasta 2024. El mandatario declaró este viernes 21 de abril en Veracruz, durante su conferencia de prensa mañanera que los ministros no votaron para que entrara en vigor “de inmediato” su resolución y sostuvo que la presidenta del Máximo Tribunal, Norma Lucía Piña Hernández, así como los ministros del organismo judicial ofrecieron a su gobierno negociar para que entrara en vigor después el fallo que regresa a la corporación a su mando civil. “No, les dije al secretario de Gobernación y a la secretaria de Seguridad Pública. No, nada de negociación, eso tiene que ver con la dignidad”, aseveró. “Les dije: ni les contesten el teléfono”.
- El pleito con EU desde hace meses, como parte de su estrategia política y electoral, el presidente López Obrador ha insistido en confrontar al gobierno de Estados Unidos, a la fecha dicho pleito ya tiene enfadada a la opinión pública de ambos lados de la frontera, sin llevarnos a ninguna parte. Es pelear por pelear, aunque a últimas fechas le ha dado un giro, pretendidamente patriotero, porque las acciones y declaraciones del vecino del norte han tocado directamente a dos de los protagonistas de su administración: las fuerzas armadas, y a los integrantes del Cártel de Sinaloa. En lo que respecta al discurso oficial del presidente López Obrador a este respecto, éste ha alcanzado niveles de lo absurdo.
Tampoco ha escatimado AMLO en pelearse con todo aquel que critica su gobierno desde EU, sin cuidar el nivel o fuente de la crítica, un secretario, un gobernador, un senador o un congresista. Sin mucho aseo político o incluso legal, el presidente mexicano arremete contra el que declare o señale las fallas o desatinos de su administración, habla dirigiéndose sobre todo a sus propias bases en México, sin importarle mucho la degradación de la investidura presidencial, todo sea por afirmar el triunfo del año que entra.
De últimas fechas, López Obrador ha acusado a Estados Unidos de espiar a su Gobierno. “Vamos a cuidar la información de la Secretaría de Marina y de la Defensa porque estamos siendo objeto de espionaje del Pentágono” ello derivado de las renovadas acusaciones del uso del software Pegasus contra activistas nacionales y periodistas mexicanos. Sólo un día antes el propio presidente mexicano había cargado contra la DEA, el Departamento Antinarcóticos estadounidense por, según él, una “intromisión abusiva y arrogante” en contra de Los Chapitos, hijos del Joaquín El Chapo Guzmán, del Cártel de Sinaloa. (El País, 18 04 2023). Indignado, explotó: ¡cómo van a estar espiando! La información derivada de la infiltración a la élite del Cártel confirmaba además la efectiva producción de fentanilo en territorio mexicano, que tanto ha negado el presidente.
Todo lo anterior, y en el extremo de este exabrupto presidencial ha llevado a declaraciones facilonas de patriotera enjundia al “ofendido” López Obrador, hasta llegar al llamado de la “defensa” de la Patria ofendida y mancillada por el osado enemigo y socio norteamericano o conservador.
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