- Javier Espinosa lucha desde hace 18 años por la justicia y búsqueda de su hijo desaparecido en el caso Maverick
- La Red Nacional de Búsqueda reúne a más de 100 colectivos y trabaja en políticas públicas preventivas
Advierte sobre el peligro de las redes sociales y hace un llamado urgente a la protección de los jóvenes
La lucha contra la desaparición de personas en México ha encontrado un impulso en la voz de Javier Espinosa, integrante del colectivo Maverick y de la Unión y Red Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. Su camino en esta causa comenzó tras el caso Maverick, ocurrido el 24 de abril de 2007, cuando diez personas, entre ellas su hijo Javier Francisco Espinosa, fueron desaparecidas al ser llevadas desde Aguascalientes hasta Zacatecas. Desde entonces, han pasado 18 años sin respuestas claras, sin justicia y sin garantías de no repetición.
“Un hijo lo tienes una sola vez, cuando te lo arrancan, te desintegran tu modo de vida”. Esta experiencia lo ha llevado a alzar la voz, a exigir justicia y a convertirse en una figura clave en el movimiento nacional de búsqueda. Reconoció que la indiferencia social y la normalización institucional de estas tragedias han sido parte del problema. “La sociedad piensa que no le puede ocurrir, pero sí puede, por eso alzamos la voz para que tengan cuidado y estén alerta”, insistió.
La Unión Regional de Búsqueda del Bajío, donde comenzó esta red, nació integrada por siete estados. Con el tiempo se transformó en la Red Nacional de Búsqueda, que hoy abarca a 26 entidades y más de 100 colectivos. Es la única organización que ha logrado conjuntar a fiscalías, comisiones de búsqueda, derechos humanos, víctimas e instituciones de seguridad. En su cuarta reunión nacional, celebrada en mayo en la Ciudad de México, participaron incluso organismos internacionales como el Fondo de Población de la ONU, el Comité Internacional de la Cruz Roja y el Comité de Desaparición Forzada.
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Javier destacó que el principal objetivo de la red es exigir políticas públicas preventivas. “No se están atacando las causas. Hay que preguntarnos por qué desaparecen niñas, niños, adolescentes, por qué se están perdiendo jóvenes entre los 24 y 30 años, incluso entre 34 y 40. La violencia, la pobreza, la falta de oportunidades y la delincuencia organizada son factores que se deben atender desde la raíz”.
A lo largo de estos 18 años, Javier nunca ha pensado en rendirse. “Me impulsa que mi hijo todavía no está aquí conmigo, eso es lo que me impulsa. Yo como padre tengo que pensar de manera positiva. No me lleva a nada pensar de manera negativa”. Afirmó que no claudicará. “Seguiré buscando no solo a mi hijo, sino a todos los desaparecidos, porque tú tienes un hijo, un padre, una madre, un hermano que también puede suceder y está pasando aquí en el estado y en el país”.
Uno de los temas que más preocupan hoy a la red nacional es el uso de redes sociales para enganchar a jóvenes. “Las redes sociales son una herramienta tecnológica muy buena, pero que también es aprovechada por otro tipo de personas que no tienen escrúpulos, hemos sabido de reclutamiento forzado, con engaños a través de oportunidades de trabajo y los jóvenes por lo regular se interesan cuando es una mentira”.
Javier hace un llamado urgente a los padres: “La privacidad de nuestros hijos es importante, pero primero está su seguridad e integridad. Revisen en qué están sus hijos, a qué redes, a qué tipo de personas ingresan. Ahora, en estos tiempos, es preferible que se sientan un poco atacados en su privacidad a que ya no estén, es preferible eso”.
Para los jóvenes, su mensaje es claro y empático: “Vean en sus padres o maestros a alguien con quien puedan hablar. No se dejen engañar por ofertas de trabajo falsas, amistades que los invitan a cosas peligrosas o ideas que glorifican la violencia. Eso solo lleva a la muerte o a la desaparición”.
Javier ha acompañado a muchas familias en el proceso de encontrar a sus seres queridos. “Me da gusto por quienes los han encontrado”. Agradeció la solidaridad de madres y padres que, incluso tras localizar a sus hijos, continúan trabajando en la red para ayudar a otras personas.
“Que abracen a sus hijos, que los cuiden”, pidió. “Porque no sabemos si por alguna circunstancia de la vida no volvamos a verlos”.
Y sobre su hijo, Javier Francisco Espinosa Almanza, expresó con profundo amor: “él nunca tuvo la oportunidad de hacer esto que les digo, él estuvo en el momento y lugar equivocado, a ti hijo te digo que te amo, que seguiré buscando el resto de mis días”.
Javier seguirá luchando, exigiendo, tocando puertas y alzando la voz, no solo por su hijo, sino por todas las personas desaparecidas. Porque mientras no haya justicia, memoria ni verdad, la lucha no puede parar.




