La campaña electoral que terminó el pasado 7 de julio del presente año, tuvo importantes elementos que le dan características de excepcionalidad; Aguascalientes no había vivido un proceso como el que sucedió en esta ocasión, en el que se conjuntaron diversos hechos que pueden ser interpretados, como suele suceder, de diferentes maneras.
Para algunos ciudadanos, o funcionarios públicos, o dirigentes partidistas, o líderes de opinión, estos hechos son considerados como aislados, que no tienen relación entre sí, y, mucho menos, que pudieran ser inducidos por alguna o algunas personas; desde esta perspectiva, cada línea de hechos caminó por su propio ámbito, y no tienen por qué mezclarse unas con otras, y si alguno se cruzó en el camino de la campaña electoral, fue, simplemente, casual.
Sin embargo, desde otra perspectiva, también pueden ser interpretados bajo otros esquemas que manifiestan, en el menor de los casos, determinadas coincidencias, confluencias y efectos. En la primera perspectiva, no existe materia para tomarlos en cuenta más allá de este momento, o para elucubrar fantasmas políticos que interfieran en los resultados electorales, o en las próximas administraciones municipales o de la legislatura, o en la segunda parte de la administración estatal. En la segunda perspectiva, encontramos esos elementos que existieron y estuvieron presentes en el proceso electoral y que, desde luego, tuvieron sus señalados efectos en el proceso electoral y sus resultados.
En el marco de la segunda perspectiva podemos destacar varios elementos que sucedieron adicionalmente a la rutina de una campaña electoral; en la rutina, que es la normalidad y la generalidad de las campañas electorales, se dieron los procesos de elección o designación de candidatos de los partidos políticos –con la adopción también de algún partido político de un precandidato que no logró la candidatura en su partido-, la presentación de propuestas de gobierno, y las escaramuzas entre los candidatos y los partidos.
Entre los varios elementos que sucedieron fuera de la rutina electoral, podemos citar los siguientes:
Mediante Decreto 244, publicado el 28 de agosto de 2012, se reformó el código electoral, restringiendo la propaganda electoral en dos aspectos: por un lado, no podrá colocarse propaganda en el primer cuadro de las cabeceras municipales en una circunscripción determinada por el ayuntamiento (artículo 205); por el otro, dicha propaganda no podrá colgarse en el equipamiento urbano, ni en árboles, que obstaculicen la visibilidad de los señalamientos del tránsito, ni hacer pintas en el equipamiento urbano o carretero o ferroviario (artículo 206). La reforma fue bien vista, en principio, sin embargo, el cuestionamiento es ¿cómo se publicitarían, entonces, los candidatos con estas restricciones?
La respuesta natural apuntaba –aparte de los impresos entregados en puertas o en reuniones- a los medios de comunicación, al transporte urbano, y a los espectaculares publicitarios. Lo que pudimos apreciar fue una notable restricción a candidatos distintos al PRI (¿concertada o inducida?) en estaciones de radio y televisión, y en periódicos (salvo los que compraron espacios). Radio y Televisión de Aguascalientes, como medios estatales, favorecieron a los candidatos priístas: recibió a otros candidatos sólo para poder registrar y poder decir que estuvieron “abiertos” a todos los partidos políticos, y, además, promovió al ex panista de MC. El transporte público fue orientado a sólo recibir, prácticamente, –salvo contadas excepciones-, la propaganda de los priístas. Y respecto a los espectaculares, muchos de ellos se vieron clausurados, casualmente, antes de iniciar la campaña electoral.
Al procurador de justicia le tocó operar hábilmente en la campaña electoral dos asuntos: el primero y principal fue el penal del ex gobernador “panista” Luis Armando Reynoso, y, el segundo –como emergente para el final de la campaña- el involucramiento con recursos del narcotráfico del candidato panista a la presidencia municipal de Aguascalientes (asunto que tuvo que adelantar con la denuncia panista a la campaña priísta, dejando a la vista que ya lo tenían preparado con una “investigación de octubre de 2011”). Fueron asuntos manejados con frecuentes ruedas de prensa, con el consiguiente efecto escandaloso en los medios de comunicación.
Es sorprendente cómo la actual administración del gobierno del estado sigue “ensartado” con el gobierno panista anterior, al prolongar en el tercer año de gobierno las acciones que debió resolver en el primero, como son las cuentas pendientes de ese gobierno; es sorprendente porque da la impresión de que, al no tener mucho que presentar como resultados, sigue atrapado como imagen, con el señuelo de cero impunidad y nadie por encima de la ley.
El siguiente elemento es el tema del agua potable y la concesionaria: fue, precisamente, en el tiempo de la campaña electoral que faltó el agua en determinadas zonas de la ciudad. La alcaldesa anunció que en 17 de 24 pozos surtidores de agua se había dado un sabotaje, y señaló como posibles autores a los partidos políticos. La falta de agua potable tiene una explicación natural: la empresa concesionaria no cumple, y no lo hace porque el título de concesión la protege –dicen-, porque el título original fue modificado por una administración panista (hace 17 años), todo lo cual se convirtió en debate de campaña con una marcada tendencia partidista, a favor del PRI y en contra del PAN.
Como último elemento, necesario sobre la mesa de discusión de la opinión pública, está el funcionamiento del IEE: buena redistritación, y deficiente publicitación (en los mapas de Google encontramos señalado de todo, y muchos lo usan por esto), débil como árbitro para deslindar la campaña electoral de los actores ajenos interferentes, y como promotor de los debates electorales entre los candidatos –indispensables no sólo por los nuevos tiempos de competencia electoral sino también por las restricciones de propaganda-, aceptó la negativa del gobierno del estado para que la radio y televisión públicas tuvieran espacios para los debates (siendo importante responsabilidad como lo señala el artículo 210 del código electoral).
¿Qué será importante hacer para tener buenas campañas en 2015 y 2016?
