Estimado lector, esta semana las noticias económicas y financieras dieron vuelcos otra vez. La bolsa se ha mantenido en bajas sostenidas o incrementos muy pequeños, el tipo de cambio es el más alto en varios meses y la desaceleración económica se encuentra en niveles que rozan con lo que ya se puede considerar una pequeña recesión.
Y nosotros que pensábamos que las reformas “estructurales” iban a ser la panacea y que gracias a ellas México ya iba a crecer de forma importante y a niveles del 5 o 6 por ciento. Sí, ya estoy escuchándote estimado lector, faltan la reforma energética y la hacendaria, se está esperando a que los diputados y senadores regresen de sus “merecidas” vacaciones que tuvieron para que las puedan debatir, o ya de menos, aprobar.
Pero el problema va más allá. Ya los actores políticos han puesto sus posturas muy claras sobre el tema de la reforma energética, y no… no se cambiará el fondo de la propiedad de Pemex pero todos están de acuerdo en que se tiene que modernizar y ser más eficiente y productiva para los tiempos modernos. El lema “el petróleo no se vende” es anacrónico, porque todos los días lo vendemos a un precio que no depende de nosotros, que depende de mercados internacionales y que es entonces cuando para tener ganancias lo que se debe ser es más eficiente y productivo, reducir los costos y por tanto, hacer más automatizado en la medida de lo posible el proceso. Es aquí donde viene el gran problema. ¿Los sindicatos lo permitirán, sobre todo el poderoso sindicato petrolero de Romero Deschamps? Es tanto el poder que tiene este sindicato que me parece que sería irrisorio pensar en que una reforma es la panacea cuando lo que debe hacerse allí es tener un cambio de actitud y de posiciones por parte del sindicato.
La reforma hacendaria por otro lado, es claro por dónde vendrá. La eliminación del IETU es casi un hecho, y la homologación de sus ventajas con un ISR simplificado más generalizado que lleve a una menor evasión fiscal y una mejor forma de pagarlo que hará por tanto que muchas personas y organizaciones puedan entonces sí pagar de forma adecuada. El punto álgido de la reforma será sin duda el IVA, pero lo harán generalizado, esperando que no haya revueltas.
Y mientras tanto, ¿de qué servirán estas reformas si el país está paralizado?, ¿si no hay obra pública nueva?
¿Si los recursos están estancados y no se están distribuyendo de forma adecuada? Ya mencionó el gobierno federal que se dispersarán miles de millones de pesos a través del fondo Pyme, pero me pregunto ¿quiénes han sido los beneficiarios del fondo Pyme tradicionalmente? ¿Es real ese “apoyo” a las empresas que lo necesitan o no?
Y si a esto le aumentamos la política restrictiva de circulante que está aplicando el Banco Central, tenemos un problema y grave de liquidez en los negocios, donde todos se atrasan en sus pagos y esto está orillando en un círculo vicioso a la parálisis del país.
Además, las nuevas noticias por parte de la Reserva Federal americana en las que está dando ya pequeñas visiones de que está por terminar la política de suavidad fiscal y donde se prevé que subirán en el mediano plazo las tasas de interés tiene a todo el mundo nervioso. Los mercados financieros se han acostumbrado a tener acceso a dinero fácil y barato, por lo que no están dispuestos a renunciar a ello aunque las tasas de interés actuales sean negativas en casi todo el mundo. El barco financiero no se ha hundido pero todavía está ladeado, hay que tener mucho cuidado sobre lo que se vaya a hacer al respecto.
En fin, esperando que esta semana que viene traiga mejores noticias, no me queda más que esperar estimado lector que tengas un buen fin de semana.
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