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viernes, diciembre 5, 2025

Indómito / Café Fausto

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Se puede viajar a muchos lugares, a los muchos sitios que hay en el mundo, o por los muchos más que hay en nuestro interior. Se puede andar por la vida y por esos caminos siendo un domesticado o un indómito que finge no serlo, o como aquel que juega en la delgada frontera de eso que se puede llamar la libertad. Al leer en esta semana el libro de poemas Odoméstico (Ediciones Sin Nombre, 2014) del escritor aguascalentense Agustín Lascazas, fue como husmear en un diario de viaje, fue encontrarme con poemas de excelente factura, de una aparente sencillez, pero que traen consigo el equipaje de la madurez en la palabra. Me atrevo a comentar sobre esta obra publicada hace ya varios años, porque al parecer no ha sido presentada todavía en esta ciudad.

Hace unos meses, mi buen amigo Agustín Morales Peña, nombre con el que nació el autor de este libro, me obsequió un ejemplar y conversamos brevemente sobre literatura. Antes de este libro, Agustín ya había publicado los poemarios Grano de ausencia (Editorial Tiempo, Aguascalientes, 1995), La República de los Lagartos (Editorial Tiempo, Aguascalientes, 1998), El pudoroso dios (colección Ala del Tigre de la UNAM, 2000) y Anochece el mundo (Ediciones Sin Nombre, 2009), así como también ha participado en obras colectivas.

Conformado por treinta y siete poemas, Odoméstico pareciera una relación de travesía desde lo aparentemente cotidiano, en el que el autor nos comparte textos con la intensa honestidad de un viajero que por momentos podría ser un prófugo momentáneo del cautiverio de su vida. Es la sinceridad del evadido.

Ahí los lugares se mezclan, son y no son la misma ciudad, nos remite a sitios que van de Buenos Aires a Madrid, de Madrid a La Habana, naciendo esta aventura a partir de “La ventana familiar / Domesticada / Un remedo de edén rectangular / Privado / Una batalla en miniatura”.

Odoméstico es el nombre del viajero, quien inicia su periplo abriendo los ojos, como quien nace de nuevo y reconoce su entorno, sus fantasmas y sin más decide comprar un boleto para ir tal vez a ninguna parte o a todas, al parecer en eso da lo mismo.

El personaje se pregunta “¿Cómo diablos arde la ciudad / Y los viajeros padecemos este frío?”. Desde entonces lo vemos andar por calles, por los más distintos bares, creando una atmósfera que dibuja la inevitable soledad del que se empeña en vagar.

A través de sus páginas, Odoméstico descubre que “Él nunca le pidió nupcias a la muerte”, lo vemos beber fuegos en algún sitio, dormir en un hotel, luego en un café “Y tras el último sorbo / La amargura de la tierra / El recuerdo lejano / Del ingenio supremo / Del urdir de disculpas / Del vergonzoso maquinar de enfermedades tropicales / Y el pacifismo militante / El desertar de todas las batallas”.

El lector camina con el personaje en paisajes urbanos que se hacen parte de su vida misma, sus acciones lo describen, los lugares lo definen también, lo vamos descubriendo en sitios que le son “un bastión invicto”, tal vez un santuario en medio de ese trajinar.

Desde esa soledad, de pronto se encuentra con la diosa, a la que mira de reojo y al verla llega a su memoria “A su madre que es de nubes / A su padre que es un pez desdeñoso y voraz / A su mujer que es una tarde que fallece / A sus hermanos jugándose las vestiduras”.

En este vagar, Odoméstico transita en su interior y se memora, descubre a la diosa y parece entrar en diálogo, en los hallazgos que se dan al encontrarse. Luego inicia el camino del retorno.

En este peregrinar, el personaje se define y traza su destino “Desterrado del mar / Conscripto del oleaje / Reo de todos los odios / Todos los olvidos / Soy ave demoniaca / Una condena bípeda / Una veleta de hojalata / El olor de la carne humeante / Brasa epitelial / Odio que hace arder los ojos transeúntes”.

Leer el libro de poemas Odoméstico es encontrarnos con una poesía que nos atrapa y nos transporta en el mundo de su personaje, en su laberinto. Es la oportunidad de encontrarnos con poemas maduros de sincera intensidad. No está de más decir que recomiendo su lectura.

Refill: Como sabemos está abierta la convocatoria para participar en el Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano (Entepola) que se realizará en su quinta edición en nuestra ciudad del 23 al 31 de agosto de este año. El Encuentro es organizado por el Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura (IMAC). Los interesados pueden presentar sus propuestas de participación antes del 26 de marzo.

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