- Margarita Santiago, Consultora
El proceso de urbanización en México, el cual tuvo un importante incremento a partir de la mitad del siglo XX, se ha caracterizado por marcadas transformaciones socio-espaciales. Tales cambios van más allá de modificaciones en la estructura económica, la dinámica demográfica y la distribución espacial de la población en el territorio nacional. Uno de esos cambios, quizás poco abordado y todavía no del todo claro, es el impacto del proceso de urbanización en las condiciones de salud de la población mexicana.
Sobre este tema, existen estudios elaborados en países desarrollados (principalmente, Europa y Estados Unidos) donde se ha encontrado cierta relación entre el aumento en los niveles de sobrepeso u obesidad de la población y el proceso de urbanización. En esos trabajos se explica que la acelerada y creciente concentración de la población en zonas urbanas ha generado cambios en dos ámbitos, claramente interrelacionados entre sí: 1) el individual y 2) el social.
En el primer ámbito, la urbanización se relaciona con cambios en el estilo de vida de la población que han significado un aumento en el sedentarismo de los individuos. Esta tendencia es resultado de la forma en que actualmente se desarrollan las actividades recreativas, laborales y del hogar, las cuales se caracterizan por bajos niveles de gasto energético. El ejemplo clásico es que actualmente consideramos como una actividad recreativa pasar largos periodos observando la televisión o usando la computadora. En el segundo ámbito, se ha observado una acelerada expansión de localidades urbanas, cambios en su organización interna y un incremento en su tamaño. Estas transformaciones se han traducido en un progresivo incremento en el uso de vehículos motorizados como principal medio de transporte, aunado al aumento en los tiempos de traslado. Es decir, las particularidades del proceso de urbanización en nuestras ciudades han generado una cada vez mayor dependencia por el uso de vehículos motorizados, lo que ha traído como consecuencia un incremento en los niveles de inactividad física de la población.
Una alternativa que ha surgido en los últimos años para solucionar los anteriores problemas de salud pública ha sido promover el uso de transporte público como una alternativa para incrementar la actividad física de la población. El supuesto de esas propuestas es que esta modalidad de transporte promueve la caminata o el uso de la bicicleta para llegar a las paradas de autobús. Sin embargo, una visión alternativa señala que apostar por el uso del transporte público no es una medida suficiente para solucionar el problema. Se sostiene que los prolongados periodos que pasan sentados los individuos (incluidos los viajes en transporte público) pueden comprometer la salud metabólica, incluso cuando se cumplen ciertas pautas de actividad física, que terminan por aumentar la probabilidad de sobrepeso u obesidad y mortalidad prematura.
Las anteriores dos posturas, que podrían considerarse hasta cierto punto contradictorias, en realidad indican que resulta insuficiente promover el uso del transporte público como alternativa para la activación física de la población, sobre todo cuando la forma de la ciudad (extendida) y la organización de las actividades en el espacio urbano condicionan a la población a realizar prolongados desplazamientos para llevar a cabo sus actividades cotidianas. Es decir, si bien se requiere apostar por un sistema de transporte público eficiente para mejorar la calidad de vida y la salud pública de los habitantes de las ciudades, sobre todo para reducir la epidemia de sobrepeso y obesidad, dichas estrategias deben ser acompañadas por acciones gubernamentales y sociales para promover infraestructura física para el uso de medios de transporte no motorizado, imponer un estricto control en la expansión urbana y definir reglas que permitan incrementar la diversidad de equipamientos y amenidades que inviten al uso del espacio público de nuestras ciudades. El reto es urgente y monumental para las autoridades y agentes involucrados en los temas de planeación y gestión del desarrollo urbano si el objetivo es mejorar la calidad de vida de una población cada vez más urbana.
