La ley innata, es el álbum que más veces me ha musicalizado el soundtrack de mi vida. Este álbum publicado en 2008 por la banda española Extremoduro, es una de las más grandes piezas del rock en español, puede escucharse cada una de las 6 canciones que lo componen de manera individual, o como una sola larga pieza.
¿A qué suena? al momento más caótico de tu vida, pero ambientado en una combinación de rock progresivo y sinfónico, a mí me suena como un recordatorio que sacar a los demonios del armario para tomar el té, es necesario cada cierto tiempo.
Durante 45:08 minutos tienes un viaje todo pagado a lo más profundo de los infiernos personales, es una crisis, una catarsis y un boleto para seguir adelante. Es el recordatorio de que cada crisis es necesaria e importante porque significa cambio.
Extremoduro es mi banda favorita, ese no es ningún secreto, esta columna es un tributo a su tema “otra inútil canción para la paz”, de su álbum “material defectuoso”, pero más allá de mi predilección a la obra de esta banda legendaria, esta es una invitación a experimentar el rock en español de otra forma, a rescatar la memoria del rock en español que no fue comercializado con el boom de la “movida madrileña” después de la caída del franquismo en España.
Extremoduro es una banda que logra mantener vivos los principios del rock, el deseo por ser contracultural, brutalmente honesto, incómodo, así como asegura el investigador Rush González, “el rock comenzó como una forma de des-enajenación, de concientizar a través de los ritmos y las letras de canciones que hablaban de la propia realidad”. La ley innata nos muestra muchas realidades simultáneas, esas que pretendemos que no existen, y decidimos ignorar porque nos resultan lacerantes en nuestra apacible comodidad; el terrorismo, la violencia de género, el abuso de drogas, la desesperanza, los problemas psicoemocionales, la necesidad de creer en algo superior, el saberse insignificante, la depresión más profunda, Roberto Iniesta, el compositor de este mítico álbum, nos recuerda que aunque siempre se puede estar más jodido, también se puede estarlo menos, total, después de arder el infierno ya es sólo humo.
Extremoduro no ha perdido vigencia, nos viene a recordar que el buen rock and roll es incómodo, que los riff de guitarra vienen acompañados de rebeldía verdadera, si no discúlpenme pero eso no es rock, es solo otro producto complaciente de los medios masivos, y es que el rock se encuentra en crisis, necesitamos una nueva revolución musical, porque mucha de la oferta de nuevas bandas, ya no desajena, por el contrario, se están convirtiendo en un nuevo modo de dominación.
Este material discográfico lo bebo siempre con extrema precaución, es a mi gusto, lo mejor de Extremoduro sin que sea precisamente una síntesis del estilo musical de la banda. En estos 45 minutos logran romper sus propios moldes, más que una banda de rock son poesía hecha canción, poesía cruda, desagradable, arrabalera, de los confines más oscuros de la existencia humana; no tienen miedo a cagarse en todo y en todos, no existe pudor en sus letras, ni vergüenza de la visceralidad que nos atraviesa en la carne a los seres humanos.
No pienso hacer un resumen detallado de cada canción, mejor les invito a escuchar la mayor obra del rock en español.
@KarinaLeyvaRdz




