La polémica por el uso del cubrebocas debido al Covid-19 engloba temas muy puntuales más allá de la superficialidad con la que se tratan, desde la declaratoria de pandemia este simple elemento ha cobrado una particular relevancia, no tan solo en cuestión de salud sino como símbolo de posturas políticas.
En diversas ocasiones y en múltiples plataformas de información la Organización Mundial de la Salud mediante su director general Tedros Adhanom ha publicado el siguiente mensaje: “No puedo decir esto más claro: las mascarillas por sí solas no te protegen del COVID19. Las mascarillas no reemplazan la distancia física, lavado de manos y otras medidas. Las mascarillas solo benefician si son parte de una estrategia integral”. Además apunta que las máscaras son solamente parte de una estrategia eficaz para suprimir el virus y podían llevar a la gente a una falsa sensación de seguridad. Esta postura del máximo organismo de salud mundial ha sido y sigue siendo la que ha asumido el Gobierno de México, explicada casi de manera diaria por la Secretaría de Salud, informando que el cubrebocas como dispositivo mecánico, fragmento de tela u otro material no es por sí solo, una barrera eficaz ni efectiva para evitar un contagio, no existen estudios que certifiquen que este elemento interfiera o sea una obstáculo para expeler o recibir partículas del virus SARS-CoV-2, ya que existen innumerables factores para que su efectividad sea anulada, en primer lugar el cubre bocas tendría que ser de tres capas y/o con filtro, en su caso si uno de estos se utiliza requiere ser manipulado con todos los cuidados que exigen los protocolos aprendidos en entrenamiento por personal de salud y bajo estrictas normas asépticas, no tocarlo ni moverlo con las manos, no exponerlo a agentes exteriores, como polvo o partículas contaminantes, utilizarlo un tiempo determinado y desecharlo después de cada exposición, esto claramente inhabilita la efectividad y la utilidad de la inmensa mayoría de cubre bocas que se utilizan en la vida cotidiana.
Sin embargo y no obstante a las explicaciones continuas del subsecretario Hugo López-Gatell, existen sectores políticos y periodísticos que usan el tema para desgastar las políticas de salud pública del gobierno con respecto al manejo de la pandemia, hay una consigna muy marcada por cuestionar sin argumentos para desprestigiar y desacreditar lo hecho hasta ahora, saben que si logran fisurar al subsecretario llegarán al presidente. Los opositores que pedían las cifras de muertos antes de tiempo, que deseaban que la pandemia sobrepasara los hospitales, que se desatara el caos y se apilaran los cadáveres han tomado como bandera política el cubrebocas y su uso, a falta de argumentos sólidos siguen desinformando y azuzando el miedo en la población, conocen bien esa arma anteriormente los llevó al poder con el trinomio: incertidumbre, miedo y desinformación, ahora con ello pretenden recuperar algo.
Para el filósofo surcoreano Byung-Chul Han: “El virus nos aísla e individualiza. No genera ningún sentimiento colectivo fuerte (…). La solidaridad consistente en guardar distancias mutuas no es una que permita soñar con una sociedad distinta, más pacífica, más justa. No podemos dejar la revolución en manos del virus”, señala. A su vez en diversos ensayos ha escrito su preocupación porque el coronavirus imponga regímenes de vigilancia y cuarentenas biopolíticas, pérdida de libertad, fin del buen vivir o una falta de humanidad creada por la histeria y el miedo colectivo. La oposición política y mediática ansía cada día insertar la sensación de muerte y desolación, de abandono y descuido del Estado, los gobiernos estatales de oposición también juegan su papel, han ido en contramano del gobierno federal y lo que han resuelto es vejar garantías constitucionales, impedir el libre transito, instalar el toque de queda o imponer medidas coercitivas, obligando a la población a tolerar decisiones arbitrarias, sin fundamento técnico ni científico, han mostrado su lado represor, casi fascista, de control y autoritarismo, seducidos por la idea del uso de la fuerza para someter a la población, el caso mas emblemático en nuestro país es el asesinato del joven Giovanni López en el estado de Jalisco.
El Gobierno Federal sin embargo nunca cedió a la presión en deber exigir la obligatoriedad del uso de cubrebocas, se ha mantenido en una postura coherente en relación a preservar las garantías individuales y los derechos humanos, ello con base en datos, estudios y recomendaciones técnicas y científicas de la OMS, un gobierno progresista que pone énfasis en el valor de los derechos adquiridos en la Constitución. En estos tiempos en los que la oposición y sus aliados promueven el caos, la desinformación, la especulación y el constante golpeteo hay que tener mucho cuidado, algo estan avanzando, por que aunque parezca un dato menor el uso de la palabra “obligatorio” en miles de carteles, anuncios y letreros que inundan nuestra vida diaria, detrás de esa palabra hay desinformación, hay falta de criterio, de análisis y sobre todo y lo mas peligroso hay una proclama fascista, dictatorial, prohibitiva, inocentemente redactada con un marcador o impresa, es vital la critica al uso del lenguaje, escribir tan a la ligera, el peso de esa palabra es alarmante en cualquier sociedad democrática, detrás de ella hay un pensamiento de totalitarismo.
Tal vez aun a gran parte de la sociedad le cuesta entender que ya no estamos en el viejo régimen en donde se permitían estas alevosías de poder, aun tan sutiles, aún tan simples como un cartel fuera de cualquier lugar que te prohíba la entrada por una decisión unilateral y sin ningún sustento de legalidad. Ahora para seguir transformando necesitamos repensarnos en un movimiento plural, abierto y republicano que vela cada vez más por las garantías individuales y sociales, cambiar la mentalidad respaldados por un gobierno que anima a ello mediante el diálogo, la información y las certezas científicas, de profunda vocación y esencia democrática, muestra de ello es no obligar a nadie al uso de cubrebocas, a no volverlo el foco principal de medidas que deben ser integrales, solo un pueblo informado y responsable será capaz de protegerse en colectividad de este y otros males que nos acechan.
* Apoyo total para la Reforma al sistema de pensiones, que se esclarezca el caso Odebrecht y los presuntos sobornos a senadores en aquel entonces para favorecer la Reforma Energética en el sexenio de Peña Nieto.
