Tenía algunas semanas sin escribir y la verdad es que extrañaba mucho poder compartir con ustedes.
Escribir es ante todo disciplina, claro, también pasión, pero se acaba convirtiendo en una necesidad, casi casi como una droga, y ¡ah! qué débil soy ante mis deseos.
La verdad es que últimamente no hay mucho que contar para quienes seguimos haciendo cuarentena estricta, ante el aún semáforo rojo de Covid-19, las novedades son pocas; sin embargo, algo que me mantiene a raya de la locura y de sentirme del todo sola sigue siendo la lectura.
Suena cursi y trillado y repetitivo pero es verdad que los libros como decía Cortázar, siguen siendo el único sitio donde se puede estar tranquilo en casa, son la ventana a otros mundos, a otras vidas, otros horizontes, otras épocas.
Hoy les quiero recomendar El corazón helado, libro de Almudena Grandes, publicado en 2007.
Si a usted le gustan las historias de secretos familiares, mártires ideológicos, las historias cotidianas que suceden durante las revueltas civiles, los amores imposibles que surgen entre el conflicto armado entre fascistas, socialistas, anarquistas y demás, es este el libro perfecto.
Más allá de historias amorosas este libro nos revela, siguiendo a dos de sus personajes, la historia de sus familias, el rescate de la memoria sobre la guerra civil española, la dictadura franquista y la transición.
La escritora nos muestra una España dividida en dos realidades, por un lado están quienes llevaron el sueño de un país más justo hasta sus últimas consecuencias, pero que esos sueños les fueron arrebatados, y nos permite ver cómo otros se enriquecieron, al lograr alinearse a la dictadura, pero nos deja entrever los matices que existen entre esas dos realidades, sin dejar de mostrarnos claramente su postura al respecto.
Lo que no se vive en carne propia creo que tiene una tendencia olvidarse y Almudena nos hace sentir en nuestra piel todas las emociones que viven sus personajes, desde excitación, hasta angustia pasando por la desesperanza, la sensación de ser exiliado, la extraña necesidad de una tierra a la cual nombrarle patria, hogar, al final todas las personas necesitamos sentir que pertenecemos a algún sitio.
Siempre me preguntan por qué sólo leo dramas y no historias felices, les tengo una noticia: la felicidad no es un estado permanente y sólo puede reconocerse cuando se ha transitado por el dolor.
Como seres humanos necesitamos experimentar todas las emociones, para reconocer aquellas que se encuentran en el polo opuesto; por ejemplo, quien no siente amor, tampoco sentirá la desolación de la pérdida, pero sin la pérdida ¿cómo seríamos capaces de reconocer al amor?
Qué ironía, les estoy invitando a dar un tour por un corazón helado, atrévanse a conocer, el corazón, el hielo, un corazón ya helado, para que ustedes puedan sentir calor en el suyo.
@KarinaLeyvaRdz




