Iniciamos un nuevo año, lo encaramos creo con ilusión, con esperanza de que las cosas mejoren, después de un año particularmente difícil, atípico, irregular por donde le queramos ver, a los problemas tradicionales (si me permiten el término), como la inseguridad, el siempre creciente desempleo, los suicidios, la grave violencia intrafamiliar, la eterna crisis económica, se sumó una profunda crisis sin precedentes en el tema de salud, la llegada del covid-19
Justo hace un año, en enero ya se escuchaba un eco de un virus en China, altamente contagioso, en febrero la cosa se tornó más seria, con la noticia de su propagación a Italia y todo cambio en los primeros días de marzo, cuando las autoridades de salud decretaron alarma mundial, decretando para mediados de ese mes, un confinamiento obligado, al principio de 15 días, mismo que se extendió hasta el 21 de junio, cuando entramos a la llamada “nueva normalidad”, el resto es historia, muchas cosas han pasado desde entonces.
Este año que acaba de concluir, mismo que para muchísimas personas no nos hubiera gustado vivir, nos ha obligado a valorar lo que teníamos, hoy más que nunca se anhela la simpleza de la compañía, cosas que antes tal vez dejábamos pasar por su cotidianidad, el poder reunirnos y compartir con nuestros seres queridos sin temor a poner en riesgo nuestra salud, el acudir a algún espectáculo público, incluso la sensación de respirar sin una mascarilla de por medio. Al paso de los meses, hemos aprendido que la salud es lo más importante, si antes se repetía como una frase ya común, hoy más que nunca le damos su justo valor, lamentablemente hemos despedido a mucha gente que queríamos, se nos adelantaron en el camino, si bien al principio veíamos con asombro las cifras de fallecimientos que reportaban las instancias de salud, solo veíamos números con la lejanía y la frialdad que las cifras aportan, pero la situación al paso del tiempo cambió, cada vez fue más común enterarnos que gente conocida se infectaba, o se tenía que hospitalizar, o que lamentablemente fallecía por el coronavirus, es decir, pareció que el virus se iba acercando cada vez más a nosotros, ello generó que perdiéramos esa sensación de seguridad, que el virus se encontraba lejos de nosotros, la percepción fue de estar en un constante riesgo, así que una vez concluido este 2020, cabe preguntarnos, ¿ Cómo recordaremos este 2020 en los próximos años?, ¿Será posible obtener algo positivo de una experiencia tan dolorosa y trágica individual y colectivamente?
Quisiera imaginar que este 2020, será recordado como el punto de entrada a un mundo nuevo, en el que nuestros estilos de vida se cuenten antes del covid-19 y después de éste, o tal vez todo regrese a la normalidad una vez superada la crisis con la llegada de las vacunas, resultará interesante analizar su distribución y efectiva aplicación, por lo que es difícil adivinar la manera en que se generará una memoria individual y colectiva de nuestra realidad, lo que sí es claro es que este 2021 que iniciamos, será un año sumamente difícil y que evidentemente la emergencia sanitaria se extenderá durante gran parte del mismo y de los próximos años.
Así pues, este año 2021, se nos presenta como un reto, a nivel personal y colectivo, no recuerdo algún problema que haya adquirido un carácter tan general en la historia, lo mismo afectó a ricos como a pobres, a jóvenes como a adultos mayores, todos somos y seremos objeto de las consecuencias que traerá consigo la pandemia, razón por la cual quiero creer que la solución guarda la misma relación, a nivel individual y colectivo, de ahí que resalte la educación cívica en este embrollo y en la medida en que tanto individual como colectivamente aprendamos a adaptarnos a las nuevas normalidades, será la medida en que quizá podamos salir del problema, la historia nos ha enseñado que aquellas sociedades mejor consolidadas tanto económica, científica, social, cultural como educativamente, son las que mejor y más rápidamente han adaptado sus sistemas financieros y sanitarios al contexto de crisis.
Por lo que, el reto es tuyo y de todos, y entre más rápido lo entendamos, podremos ver la luz al final de túnel, este 2021 debe ser observado como la oportunidad de ser mejores personas y por ende una mejor sociedad, no hay soluciones individuales sino colectivas, todos jugamos un papel fundamental en esta situación, todo lo anterior se presenta en el marco de un proceso electoral en pleno curso, así que creo que la mesa está servida para demostrar porque nos merecemos una mejor calidad de vida, así que lo invito a hacer una pausa, valorar lo que sucedió en el 2020 y que en un ejercicio real de autocrítica definamos nuestras debilidades individuales y también las colectivas, y nos propongamos a hacer mejor las cosas, por el bien de nosotros, de nuestros hijos, padres y familia, pero sobre todo por tener una mejor sociedad, así y solo así podremos adaptarnos y estar preparados a los enormes retos que este 2021 nos presenta, que más que retos lo invitaría a visualizarlos como oportunidades, así pues, les deseo mucha suerte, éxitos y sobre todo muchísima salud.
/LanderosIEE | @LanderosIEE




