Desde este momento aclaro que mi comentario no va en un sentido de análisis en materia electoral, sino de cómo algunos discursos, con tal de obtener un voto a través de un engaño, fijan como promesas de campaña la comisión de delitos y el aumento de la violencia.
La seguridad pública, el discurso anticorrupción y el sistema de justicia penal, son las modernas herramientas políticas, pues desde algún tiempo se explotan en momentos electorales para obtener grandes cantidades de votos, aprovechando la memoria de “Dory” que tiene el electorado y la sociedad en general.
El voto en potencia escucha su promesa o propuesta de campaña, pero la promesa, como ofrecimiento de cumplir con algo, etimológicamente es “decir algo antes de irse”, lo que no significa que tiene fuerza para cumplirse; y la propuesta, o proyecto que se presenta para conformidad y realización, etimológicamente es poner algo adelante, a futuro, que deberá realizarse, por lo que proponer actividades que se tienen obligación de hacer desde antes, por mandato de la norma Constitucional (legislar, administrar, etc.), no es propuesta, sino un deber que ya está fijado, y nada tiene que ver con un cambio a las condiciones sociales por una nueva autoridad.
Pero lo más grave es cuando se vende al ciudadano la idea de que si vota por determinada persona, ciertos delitos o clases de violencias se ejecutarán disfrazados de propuestas de campaña legalizadas, lo que evidencia que algunas y algunos personajes inmersos en la “política”, en la palabra afirman que están en contra de la violencia, cuando en las acciones la utilizan y explotan para obtener el voto electoral.
¿No es así? Pues: candidat@s que prometen mutilar, azotar y afectar químicamente la salud de personas tachadas de delincuentes, además del discurso reciclado de reimplantar la pena de muerte. Propuestas de creación de leyes para la “atención” de diversas problemáticas, a sabiendas que son inconstitucionales, por un lado, al no tener facultades los Congresos locales, y por otro al ir en contra de derechos esenciales protegidos por la Constitución Federal, como eso de que “los delincuentes” sean exhibidos por los medios de comunicación, pero que sigan siendo tratados como “inocentes” durante el proceso penal, cuando ya existen criterios Federales que establecen la inconstitucionalidad de esas acciones (hay que recordar que Amparo concedido es delito cometido).
Otros que prometen ir en contra del matrimonio igualitario para no permitir el “poliamor” o que, si les dan personalidad jurídica a los animales, puedan casarse con uno (vean el nivel de agresión del discurso). Propuestas de creación de circuitos para marchas feministas, con el fin de proteger “monumentos” y darle gusto a la sociedad misógina, y a todos aquellos que usan el discurso de la “libertad de expresión” para incrementar el odio y la violencia contra las mujeres…que caray. Las promesas de linchamientos mediáticos y exhibición a través de redes sociales, para que los impulsos más bajos de la sociedad puedan alimentarse mientras se distraen de las verdaderas problemáticas no resueltas, otros tantos que roban derechos de autor para sus “melodías” electorales (desde hace años se hace), y las nuevas formas de propuestas de campaña a través de ataques frontales contra personas, partidos e ideas políticas por ser peligrosos, destructores, neoliberales, conservadores, fifís o chairos.
Es así como al día de hoy la violencia, la discriminación y el delito se han vuelto propuestas de campaña electoral.
Y ahora un poema publicado en “El cronista del Valle” de Brownsville, Texas, el 26 de mayo de 1926: “El león falleció ¡triste desgracia! y van, con la más pura democracia, a nombrar nuevo rey los animales. Las propagandas hubo electorales, prometieron la mar los oradores, y… aquí tenéis algunos electores: Aunque parézcales a ustedes bobo, las ovejas votaron por el lobo; como son unos buenos corazones, por el gato votaron los ratones; A pesar de su fama de ladinas, por la zorra votaron las gallinas; la paloma inocente, inocente votó por la serpiente; las moscas, nada hurañas, querían que reinaran las arañas; el sapo ansía, y la rana sueña con el feliz reinar de la cigüeña; un ingenuo gusano cojo, que a votar se encamina por el topo; el topo no se queja, más da su voto por la comadreja; los peces, que sucumben por su boca, eligieron gustosos a la foca; el caballo y el perro, no os asombre, votaron por el hombre; y con dolor profundo por no poder encaminarse al trote, arrastrase un asno moribundo a dar su voto por el zopilote. Caro lector que inconsecuencias notas … dime: ¿no haces lo mismo cuando votas?”.
Divide y vencerás…




