Washington DC. Unión Americana. Junio de 2009. Durante un panel para discutir el rumbo a seguir en Afganistán y Pakistán, uno de los conferencistas, el atlético y canoso profesor de relaciones internacionales, Andrew Bacevich, pregunta a la audiencia: “¿Qué hemos logrado en el Medio Oriente con todas nuestras intervenciones desde 1980? ¿Por qué no componer a México?”.
La escena es observada detenidamente por el principal experto en geopolítica de los Estados Unidos: Robert D. Kaplan, quien anota minuciosamente los puntos expuestos por Bacevich, cuyo sustento es su carrera académica y militar.
La escena arriba descrita sirve de prefacio al presente artículo, el cual pretende explicar el génesis y elementos del informe América del Norte: hora para un nuevo enfoque, mostrado la semana pasada por el Consejo de Relaciones Exteriores de los EUA.
A partir del respingo de Bacevich, Kaplan decidió incluir en su libro, la Revancha de la Geografía, un capítulo dedicado a la relación México-Estados Unidos. En el apartado, el geopolítico lapida la miopía estratégica de la élite empresarial y política de su país. Para Kaplan, el destino de los Estados Unidos está ligado a México y Centroamérica.
Por ello, un México estable y próspero, trabajando en tándem con los Estados Unidos y Colombia, sería una “combinación imbatible desde el punto de vista geopolítico”, pues frenaría el avance brasileño hacia la América septentrional y detendría la influencia de China y Rusia en el Golfo de México y el mar Caribe.
Con el fin llevar a la práctica los consejos de Bacevich y Kaplan, una comisión independiente supervisada por dos “pesos pesados” de la política estadounidense: David Petraeus, exdirector de la CIA y antiguo comandante de las tropas aliadas en Afganistán e Irak, y Robert Zoellick, expresidente del Banco Mundial y jefe de asesores internacionales de Goldman Sachs, y coordinado por Shannon O’ Neill, perita en asuntos mexicanos, y los expertos en América Latina del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por su siglas en inglés).
El mencionado reporte fue presentado el día 19 de noviembre en la capital canadiense, Ottawa, y el viernes 21 en la Ciudad de México. La idea principal es que la América boreal debe dejar de ser una “idea de última hora” para devenir en la “vanguardia” de la política exterior de los Estados Unidos.
La fuerza, de tarea propone un conjunto de recomendaciones para profundizar la integración norteamericana concentrándose en cuatro áreas clave: energía, competitividad económica, seguridad y comunidad.
En el aspecto energético, propone la conclusión del oleoducto Keystone, el cual uniría la provincia de Alberta -la principal región petrolera canadiense- con Houston, Texas. Además, sugiere conectar la red eléctrica de EUA a México, para de esta manera beneficiar a las industrias aeroespacial y automotriz asentadas en nuestro país.
En la competitividad económica, la recomendación es incluir a Canadá y México en las negociaciones de la Asociación Trasatlántica de Comercio e Inversión, pues “la habilidad de los Estados Unidos para contender en una economía mundial dinámica y competitiva sería fortalecidas por los lazos económicos con Canadá y México”.
La seguridad es primordial, pues “los Estados Unidos deben cambiar de una seguridad centrada en la frontera hacia una estrategia de protección del perímetro a través del uso de inteligencia, evaluación de riesgos y acciones conjuntas a través de la región”.
La cuestión comunitaria se basa en que el Congreso de los Estados Unidos debe “aprobar una reforma migratoria comprensiva” -En este aspecto, Barack Obama ya se adelantó con el decreto presidencial a favor de los dreamers. Asimismo, el reporte reconoce que la “fuerza laboral norteamericana podría ser un bono demográfico para los Estados Unidos, especialmente comparada con Europa y Japón, pero también con China y Rusia”.
Para aprovechar el “bono demográfico”, es necesario una transformación del sector educativo, que “incluya al ámbito público y privado”. Este cambio se enfocará en certificaciones, infraestructura y conexiones para la fuerza laboral.
¿Por qué el aguilucho calvo estadounidense voltea hacia el águila azteca? La respuesta es dual: demografía. México tiene 118 millones de habitantes, la mayoría jóvenes, los cuales, junto con la posición geográfica de nuestra patria -rodeada por dos océanos y siendo la conexión natural entre la parte boreal y austral del continente americano- hará que México, de acuerdo a la narrativa de Robert D. Kaplan, “deba jugar un rol central en la gran estrategia que decidamos adoptar”.
México -cuyos principales problemas, según Porfirio Muñoz Ledo son “un régimen de explotación disfrazado de una economía exportadora… y el desmantelamiento del campo”- ¿Tendría que aceptar el pacto faustiano con el Mefistófeles yanqui para evitar convertirse en L’Etat-mafia (Le Monde dixit) para de esta manera prolongar la hegemonía estadounidense?
La respuesta a esa pregunta subyace en los bosques del Canadá, las praderas estadounidenses y las selvas del sur de México.
Aide-Mémoire.- Lo que faltaba: el caso Iguala ya nos friccionó con los hermanos de Chile y Uruguay.
* Colegio Aguascalentense de Estudios Estratégicos Internacionales, A.C.




