En este periodo vacacional, que acaba de concluir, tuve oportunidad de leer con calma varios textos, entre ellos, el dossier De los libros: somos lo que leemos, incluido en el número 91 de la revista Algarabía(1). En la página 86 mencionan que, en el griego antiguo, había más de diez verbos que significaban leer, asociados a distintas maneras de realizar esa actividad. Recordé la mención que suelen hacer referente a que los esquimales tienen muchas palabras para el blanco, asociado a la variedad de blanco de la nieve en su entorno y que los habitantes del Amazonas tienen muchas palabras para el verde, consecuencia de la multitud de tonos de ese color con que les rodea la selva de su lugar de residencia.
En charla informal, busqué qué verbos predominan en nuestro medio, qué términos predominan en nuestra conversación, cuáles son esos rasgos distintivos en nuestro lenguaje que reflejan la importancia que concedemos a un bien cultural. Puede resultar evidente que, en función del grupo social en el que se haga la exploración, los resultados pueden variar dramáticamente, aunque también puede ser obvio que difícilmente emularemos a los griegos con predominancia en nuestras expresiones de herramientas intelectuales; basta con dar una revisada a las campañas presidenciales y retomar aquello de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece, para ir pasando de la sospecha a la certeza en esta última intuición.
Al leer las notas en los diarios, al escuchar las noticias en los medios de información, al seguir las discusiones públicas sobre los asuntos relevantes para la nación, resulta evidente que hay poca preparación intelectual para abordarlos. Hay encono, hay ingenio incluso, pero el lenguaje permite reconocer la escasa preparación formal con que se arman y se comparten los argumentos a favor, o en contra, de un tema concreto. Prevalece la opinión sobre la formación.
Me dio gusto encontrar, en las páginas de este diario, una coincidencia con Roberto Sánchez Torre, al estar leyendo el mismo libro (2). Es reconfortante saber que existe un medio que se esfuerza por mantener un foro abierto a voces no alineadas con el orden establecido y que buscan una perspectiva mayor a la que brinda la simple experiencia concreta, que persiguen una postura documentada y revisada por el razonamiento. Espero que, como sociedad, sepamos preservar y ampliar estos espacios y retribuyamos, cómo se merece, a esos simuladores de la información.
Piensa, estimado lector, que si tu actividad preponderante en familia es consumir televisión, difícilmente estarás contribuyendo a un mejor país. Hay que promover, entre familiares y conocidos, formas de convivencia que estimulen el desarrollo intelectual, hay que aprender a discutir asuntos de trascendencia sin que, en ese proceso, quede afectada la calidad de la relación con quienes discutimos. Es necesario argumentar y dar muestra de civilidad.
Espero que cada uno de nosotros tenga sus múltiples formas de leer, de estimular el desarrollo intelectual propio, y de sus allegados, y que trabajemos todos los días por el México que demandan nuestros hijos.
rmedinamx@gmail.com
(1) https://www.facebook.com/RevistaAlgarabia
(2) http://www.lja.mx/2012/05/scientia-et-sanitas-matematicas-filosofia-y-politica/
