En anteriores entregas le he comentado el problema del contrabando de armas en nuestras fronteras, ya sea auspiciado por los gobiernos vecinos o por los criminales, que tiene como resultado el afectar la vida y tranquilidad de los mexicanos. Actualmente este fenómeno se ha vuelto en contra de los vendedores y hemos visto, leído y escuchado, a través de los medios de comunicación, las masacres ocasionadas por criminales que no se han tocado el corazón para acribillar a niños y mujeres indefensas, tal y como sucede en los países aquejados por ese cáncer social.
Ahora estamos informados de los esfuerzos que autoridades de varios Estados, Municipios y Delegaciones en el Distrito Federal, están realizando en coordinación con autoridades federales para intercambiar armas por bicicletas, tablets, despensas, juguetes y efectivo, a cambio, repito, de la entrega voluntaria de armas de todo tipo.
Últimamente también está participando la Iglesia Católica en varias de sus parroquias. Esto con la finalidad de evitar los accidentes hogareños, en donde por el descuido de los padres de familia que dejan las armas al alcance de niños y jóvenes, los que por curiosidad las manipulan o juegan con ellas han terminando en no pocas ocasiones en desgracias. En otras ocasiones al influjo de las drogas y el alcohol se provocan asaltos y homicidios.
En estos programas la intervención de la Sedena consiste en recoger las armas, registrarlas y posteriormente destruirlas. Estas armas son recibidas sin ningún tipo de investigación o preguntas a la hora de canjearlas. Debemos decir que estos programas también se han llevado a cabo en otros países como Brasil, Colombia y varios países de Centroamérica. Se reciben desde revólveres hasta rifles de asalto, e increíblemente nos enteramos cómo en la ciudad de México se recibió hasta un lanza granadas. Importante es que las autoridades tengan mucha prudencia en este programa, pues no es nada raro que los contrabandistas de Tepito, la colonia Buenos Aires o de otras partes del país, manden persona al canje para “cambiar” los saldos que por su estado se les dificulta vender.
Un dato muy preocupante, con respecto al contrabando de armas, es que es un problema doméstico, como dato ilustrativo le comento que la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal reportó que los policías adscritos a la misma en el periodo de 2007 al 2011 reportaron perdidas 2 mil 597 armas, lo cual es preocupante, pues la mayoría de esas armas deben haber entrado al mercado negro y estarán haciendo daño a la sociedad Mexicana.
Esto sólo en el Distrito Federal, ahora pidamos que informen todas las entidades Federativas y los Municipios de cuántas armas han sido perdidas y robadas a sus policías, y que se especifique qué tipo de armas y en qué circunstancias se dio la desaparición. El Estado de México en el mismo lapso reportó la pérdida de 588 armas, y nos dicen que el 60 por ciento de las mismas fueron perdidas en operativos.
Así que sería benéfico que las armas canjeadas fueran confrontadas sus matrículas con las reportadas perdidas por los cuerpos policiacos y si los que las perdieron fueron castigados o consignados en su caso. Estas armas seguramente causaron daño a la sociedad, pues según INEGI en 2011, en el Distrito Federal fueron procesadas 22 mil 878 personas y sentenciadas 18 mil 12, de ellos el 63.8 por ciento fue por robo, el 6.7 por ciento por lesiones y el 2.7 por ciento por homicidio. En el caso de los robos en el 86 por ciento de los casos fueron usados armas y por supuesto en los otros en el 100 por ciento.
En el delito de robo, el promedio de edad fue de 25 años al ingresar a prisión. Estos jóvenes al salir de prisión serán profesionales en toda clase de delitos, pues en nuestro país es un mito la readaptación. Debo comentarles que a raíz de la masacre de Connecticut, en los Ángeles California, también se organizó un canje de bienes por armas y lograron captar mil 500 de ellas. Pero contrario a este tipo de acciones, la asociación del rifle sigue enfrentándose al gobierno norteamericano, el cual quiere limitar la venta de armas de asalto, a pesar de que están viendo los resultados de la venta indiscriminada de las mismas. Creo que estos esfuerzos son muy encomiables pero debemos ver que luego estas mismas armas, ya en manos de las autoridades, no se tengan que andar buscando con este tipo de programas, para recuperarlas, por haberlas “perdido”.
