La llamada cuarta transformación que Andrés Manuel López Obrador ha dicho va a suceder a partir de su gobierno, y la cual compara con la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, no puede ser posible sin la participación activa de la sociedad civil organizada. La idea de una transformación del país no será posible con el solo ejercicio de gobierno y menos sin una estrategia precisa para implementar acciones de gran calado, es decir no se puede solamente decir que los problemas nacionales se terminaran abatiendo la corrupción y la impunidad. Es simple de entender, en los últimos 25 años, las grandes reformas legales se han dado gracias a la presión social de las organizaciones no gubernamentales y de organismos internacionales.
La forma de hacer política difícilmente cambiará cuando la clase política sólo cambia de color (entiéndase el cambio de cualquier partido a Morena) o cuando quienes recientemente se han insertado en ella han dado muestras de no querer ser diferentes a sus antecesores, ejemplo de esto último, la licencia que se otorgó a Manuel Velasco para dejar su escaño y ser su propio suplente en el gobierno chiapaneco a cambio de los 5 diputados verdes que le dan la mayoría en la cámara baja o el aumento al doble en la ayuda de combustibles que reciben los diputados federales.
El próximo presidente mexicano deberá tener los organismos de la sociedad civil de su lado, pues difícilmente su equipo de trabajo podrá sacar a flote todos los compromisos de campaña (de los cuales ya dijeron que no se podrán realizar como el caso de los gasolinazos) y mucho menos con el apoyo de sus votantes que esperan (y solo esperan) que AMLO cambie las cosas combatiendo la corrupción y bajando los sueldos de quienes ganen más que él. Deberá acompañarse de cámaras empresariales, colegios de profesionistas, activistas de derechos humanos, colectivos de causas sociales minoritarias.
Hace unos días asistí a un seminario sobre transparencia organizado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la Casa de la Cultura Jurídica de Aguascalientes, en dos ponencias diferentes quienes las impartieron se quejaron amargamente de que la ciudadanía no utilizaba los instrumentos de los derechos de acceso a la información; les pregunté si acaso los órganos encargados de promover esos derechos lo hacían efectivamente, respondieron que no.
La ciudadanía tendrá mayor participación siempre y cuando sepa en qué puede participar y en el cómo. Por ello es importante que los organismos como los institutos electorales, los de transparencia, anticorrupción y derechos humanos desarrollen estrategias de comunicación tan efectivas que a los ciudadanos les quede sensación de la importancia que tiene que se involucren en la vida pública. Se requiere que en los planes de estudio de educación básica se instruya a los menores sobre los derechos y obligaciones que la constitución contempla, que se involucren en temas culturales, de cuidado de medio ambiente y de servicio a la comunidad que los hagan sensibles a que su aportación a la comunidad es importante y que genera bienestar para ellos mismo y a los demás.
No debemos permitir un Estado paternalista que lejos de alentar al desarrollo de sus ciudadanos, solo lo vea como capital político-electoral.
@aguileralespron
