Ricardo Flores Magón y La Pinkerton / Café Fausto - LJA Aguascalientes
15/06/2024

En mi colaboración de la semana pasada en este diario comenté sobre la obra de la periodista revolucionaria Larisa Reisner y el periodismo militante, eso me llevó a recordar sobre la vida y obra de Ricardo Flores Magón de quien el pasado 16 de septiembre fue el aniversario 146 de su nacimiento. Eso me motivó a compartir en este espacio un tema poco conocido en su vida y es cómo la agencia estadounidense de detectives Pinkerton y el gobierno mexicano tuvieron tal vez mucho que ver con su muerte el 21 de noviembre de 1922.

A Ricardo Flores Magón lo leí cuando tenía unos 19 años al tener en mis manos un ejemplar del libro “Regeneración 1900- 1918” publicado en 1988 por la Secretaría de Educación Pública en esa espléndida colección de “Lecturas Mexicanas”. Después vinieron otros títulos que me motivaron junto con otros autores en mi decisión de estudiar Medios Masivos de Comunicación en la Universidad y dedicarme al periodismo.

De Flores Magón sabemos que era oaxaqueño, identificado con el pensamiento anarquista y después anarcocomunista, que junto con sus hermanos y otros de sus seguidores ejerció un periodismo político íntimamente ligado a la lucha contra el régimen porfirista y que fundó el Partido Liberal Mexicano. Perseguido por esa dictadura se exilió en Estados Unidos y estando preso en Los Ángeles por su actividad política se entrevistó con John Kenneth Turner y lo convenció de ir a México a constatar sobre la criminal desigualdad de ese gobierno. 

Precisamente en el exilio continuó su labor periodística, vivió varios encarcelamientos y persecución por el gobierno de Estados Unidos en el que a pesar del triunfo de la Revolución en México siguió siendo acosado por el gobierno de nuestro país por ser incómodo a las facciones ganadoras de esa transformación social.

Sabemos que en su último encarcelamiento en 1922 murió, de acuerdo al parte oficial de un paro cardiaco, pero después se constató que al parecer había sido asesinado. Aquí es donde entra en esta historia la agencia Pinkerton de la que vale la pena contar un poco de sus antecedentes.

La Pinkerton como se le conocía fue la primera Agencia de Detectives privados y de seguridad privada en América, fundada con el lema “We Never Sleep” (“Nunca Dormimos”) por Allan Pinkerton en 1950 quien había sido jefe de contraespionaje del Ejército de la Unión en la guerra civil estadounidense. Uno de los primeros servicios de esa joven empresa fue hacerse cargo por un tiempo de la seguridad del presidente Abraham Lincoln hasta antes de su asesinato. 

Después de la guerra civil La Pinkerton fueron empleados por las empresas de ese país para infiltrarse en organizaciones obreras y romper huelgas, además de dedicarse como caza recompensas creando así la primera base de datos nacional de líderes sindicales, luchadores sociales y de criminales comunes que ya a comienzos del siglo XX fue vendida al gobierno estadounidense para el funcionamiento de lo que después se llamó el FBI (Buró Federal de Investigaciones). 

En la actividad de rompehuelgas y caza recompensas, los agentes de La Pinkerton vivían en la delgada línea de ser asesinos a sueldo con la tolerancia del gobierno estadounidense desde 1875 aproximadamente. Los agentes de La Pinkerton participaron en masacres contra sindicalistas como la huelga de Chicago en 1886 y la de Homestead en Pennsylvania en 1892.

En la primera década del siglo XX, el dictador Porfirio Díaz contrató a La Pinkerton para investigar, perseguir y desactivar a Ricardo Flores Magón y a su grupo que vivían en el exilio en Estados Unidos y Canadá.


Desde ese periodo y aún después del triunfo de la Revolución en 1910 al parecer continuó la persecución de La Pinkerton pagados por el gobierno mexicano contra Flores Magón.

En una carta de Ricardo Flores Magón a su abogado Harry Weinberger fechada en Leavenworth, Kansas el 9 de mayo de 1921, da testimonio de cómo La Pinkerton participó directamente en su detención seguramente contratada por el gobierno mexicano teniendo como presidente a Álvaro Obregón y apoyado por el gobierno estadounidense con el republicano Warren G. Harding como mandatario.

“Todo fue confiscado en las oficinas del periódico: prensas, máquinas de escribir, libros, muebles, etc., y vendido aún antes de que el juicio hubiese tenido lugar. Un detalle que ilustra la connivencia entre las autoridades mexicanas y las norteamericanas para perseguirme se puede constatar en el hecho de que el Administrador de Correos de Saint Louis me convocó a su oficina con el supuesto propósito de solicitarme cierta información acerca de la situación financiera del periódico; pero, en realidad, para permitir que me viera un detective de (la agencia) Pinkerton, quien así podría identificarme más tarde. Cuando yo llegué, en cumplimiento del citatorio, el detective ya se encontraba ahí. Ese mismo detective fue quien condujo a los agentes que me detuvieron”, señala Flores Magón en la misiva que puede ser consultada en el archivo digital de sus documentos realizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y referenciado en la Enciclopedia de la Universidad de Oxford.

Meses después, el 21 de noviembre de 1922 los familiares de Flores Magón recibieron un telegrama de la cárcel de Kansas que decía “Ricardo Flores Magón murió repentinamente a las cinco de la mañana, de enfermedad cardíaca”, al recibir el cuerpo encontraron que tenía huellas de estrangulamiento. En su libro “Ricardo Flores Magón el radical, el ideólogo obrero. La oveja Negra”, Armando Bartra señala que un celador al que apodaban “El Toro” estranguló a Ricardo Flores Magón, luego el asesino apareció muerto después supuestamente vengado por un preso mexicano. La participación de La Pinkerton bajo las órdenes del gobierno obregonista estarían bajo sospecha en esta versión.

Un dato curioso es que al interior de La Pinkerton, los agentes llamaban a esa empresa “La Compañía”, décadas más tarde los agentes de la Central de Inteligencia Americana (CIA) llamarían a esa dependencia estadounidense “La Corporación”. Otro dato curioso es que el escritor de literatura policiaca Dashiell Hammett fue agente de La Pinkerton en Baltimore de 1915 a 1922 de esa experiencia se nutrió para recrear la vida del detective en su obra literaria.

Leer y recordar la vida, obra y circunstancias de la muerte de Ricardo Flores Magón nos invita a reflexionar sobre la labor de muchos periodistas que se han comprometido con la transformación de su sociedad y los riesgos a los que quedan expuestos al atentar contra los intereses políticos y económicos del régimen al que combaten. 


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