Ambientalistas
Educación ambiental en la Nueva Escuela Mexicana: Proyectos
En columnas anteriores hemos mencionado que uno de los principios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) es promover el respeto por la naturaleza y el cuidado del medio ambiente mediante la promoción del pensamiento crítico.
Para cumplirlo, la NEM propone emplear una pedagogía que denomina Proyectos cuyo objetivo es promover un aprendizaje significativo y contextualizado, en el que los estudiantes se involucren activamente en la construcción de conocimientos a través de experiencias prácticas y colaborativas. De esta manera los proyectos buscan conectar el aprendizaje escolar con la vida real, fomentando habilidades sociales, críticas y de investigación, además de potenciar la creatividad y la innovación.
De este ideal se derivó nuestra inquietud por revisar el diseño de algunos contenidos en los libros de texto de nivel básico. Por suerte no es difícil encontrarlos, pues en cada grado escolar cuentan con los libros oficiales, actualmente titulados Proyectos Comunitarios, Proyectos de Aula y Proyectos Escolares, en los que se presentan diversas actividades divididas en los cuatro Campos Formativos que maneja el nuevo paradigma educativo: Lenguajes, Saberes y Pensamiento Científico, De lo humano a lo comunitario y Ética, Naturaleza y Sociedades. Este último busca que los alumnos desarrollen habilidades para analizar fenómenos sociales, políticos, culturales y ambientales de manera crítica y reflexiva, promoviendo la conciencia social y ambiental, así como el respeto por los derechos humanos y la diversidad.
Revisamos los contenidos de los textos para saber qué proyectos se proponen. En primer grado, en el libro Proyectos Comunitarios, encontramos el proyecto “Los beneficios de las plantas”, en el que se les enseña a los niños que pueden crear su propia farmacia viviente, empleando algunas especies de plantas medicinales, como las bugambilias, ajo y tomillo que pueden servir para sobrellevar un malestar o inclusive sanar una enfermedad. Sin duda es un tema atractivo, pero ¿contribuye en la conciencia ambiental de los niños? Nos parece que no, pues se crea un sesgo antropocentrista que hace ver que la naturaleza está a nuestro servicio y su valor es solo instrumental: “me sirve, la cuido”, “no me sirve, no la veo-no la cuido”.
Otro proyecto encontrado en primer grado es “La importancia del bosque”, en el que se les muestra cómo estos son los que realizan los procesos de purificación del agua para nuestro beneficio; ¿solo nuestro beneficio? ¡FALSO! Beneficia a ecosistemas completos y esto incluye a todos los seres vivos (plantas y animales) que los habitan.
Dado que uno de los propósitos de este Plan Educativo es la práctica, se pueden organizar paseos a espacios naturales (de preferencia no artificiales, como los parques porque ya están modificados, por lo que, estrictamente hablando, no son espacios “naturales”) para que los niños entren en contacto con sitios naturales reales. En el caso de nuestra entidad puede ser el bosque “Los Cobos”, La Pona, Sierra Fría, Sierra de Laurel, etc. para que los niños entiendan la importancia de cuidarlos y en el ámbito rural el propio campo.
En segundo grado de primaria en el texto Proyectos de Aula está el proyecto “Cuidamos el agua, cuidamos nuestros derechos” en el que se les enseña a los niños que el derecho al agua es indispensable para vivir dignamente, pero hace falta que se enseñen los compromisos y las obligaciones que se tienen para conservar este recurso vital. En el tercer grado, el libro de Proyectos Comunitarios integra el proyecto “Cómo cuidamos los ecosistemas”; en este se pide que elaboren un muro de agua de lluvia que permitirá el aprovechamiento sostenible de este líquido como uno de los bienes naturales en su comunidad.
En cuarto grado está el proyecto “Los cambios en los ecosistemas”, cuya propuesta es germinar semillas de árboles de la región y cuidar las plántulas para que, una vez maduras, pueda realizarse con ellas trabajos de reforestación en su comunidad, con ello comprender el impacto que tiene el suelo forestal y su conservación.
En el quinto grado se propone el proyecto “Estilos de vida, desarrollo y riesgos ambientales” con el que se busca que comprendan cómo las actividades industriales generan un impacto en el ambiente y la gran responsabilidad social que tiene la humanidad al usar de manera desmesurada los recursos naturales.
Por último, en sexto grado, se integra el proyecto “En acción por la biodiversidad”, en el que los alumnos exploran el significado de biodiversidad e identifican algunos problemas que la afectan, sus implicaciones en la salud y la importancia de cambiar la forma en que la humanidad se relaciona con la naturaleza.
Todos los proyectos anteriormente nombrados son los propuestos por la NEM para enseñar a los alumnos sobre conciencia ambiental, pero se evidencia un patrón: un sesgo instrumentalista dado el énfasis que se da en los beneficios humanos y no tanto en los valores intrínsecos propios del mundo natural.
No negamos que hay de fondo una buena intención (aunque como dice el refrán popular: “El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones”), pero es necesario que se comprenda la interconexión vital existente entre todos los seres (orgánicos e inorgánicos) que habitamos en este planeta para lograr desarrollar un sentido de responsabilidad y respeto hacia el medio ambiente. Al hacerlo con los niños de educación básica, se abona a que puedan contar en el futuro con un mundo armónico y sostenible.




