Este artículo, en principio, va dirigido a las personas jóvenes que, desde hoy y hasta el 6 de junio de 2021 incluso, van a cumplir 18 años, y servirá como una especie de bienvenida a nuestro sistema electoral, a través de uno de sus instrumentos más utilizados (y a veces poco apreciados) como lo es la credencial para votar con fotografía. Antes de comenzar, debemos situarnos en nuestro público objetivo, esto es, aquellas personas nacidas a finales de 2002 y en el primer semestre de 2003.
Ustedes nacieron en un momento histórico en el que nos encontrábamos ante una serie de cambios que rebasaron, por mucho, la realidad local en Aguascalientes. El primero de ellos fue la transición a un nuevo siglo. Déjenme contarles que eso causó mucho revuelo, según recuerdo, por dos factores: uno, el de considerar que en el año 2000 llegábamos al final de toda era, y haciendo eco de leyendas sin sustento, el mundo se iba a acabar así nomás porque sí. El otro, porque por situaciones estrictamente informáticas, la programación de algunos viejos aparatos en cuanto a la fecha, se había hecho con dos dígitos para representar el año (86 para representar 1986 o 99 para el año 1999), y se corría el riesgo, en algunos casos, que al primer minuto del 1 de enero del 2000 la máquina considerara que el 01 del mes 01 del año 00, representaría el primer día del año 1900. Algunos se mostraron preocupados por esta amenaza, mucho más real que la primera.
En México los cambios sociales y políticos también se dieron. Por vez primera en más de 70 años, un partido político de oposición al régimen priísta, se erigía como ganador de la presidencia de la República, una situación que apenas unos años antes se podría haber considerado como impensable. Ello supuso el rompimiento de un paradigma en donde siempre ganaba un mismo partido en elecciones presidenciales, situación que ya se había dado a partir de la década de los 90 en gubernaturas, congresos y ayuntamientos.
Pues bien, ustedes nacieron en esas fechas. A ustedes les es tan lejano, históricamente hablando, la celebración de elecciones de estado, los muertos que votan o las urnas embarazadas, como la revolución mexicana o el inicio de la guerra de independencia. Me explico: no lo vivieron, sino que lo conocieron a partir de las charlas con los mayores, o en sus clases de historia.
Antes, por ejemplo, la gente no contaba con una identificación para votar como la conocemos actualmente. En realidad, era más parecida al talón de una hoja con los datos del votante. Posteriormente se credencializó a la gente, con modelos en los que solo aparecía su nombre y no su foto. Luego por eso resultaba hasta cierto punto fácil que personas tramposas y sin escrúpulos usurparan la identidad de votantes fallecidos para poder votar en las casillas sin necesidad de identificarse con alguna imagen que coincidiera con sus rasgos faciales, simplemente llegaban, votaban y se iban, y había muy pocas formas de desestimar esas acciones poco éticas.
Con la llegada de las instituciones electorales autónomas, se fueron perfeccionando los procedimientos, empezando por realizar un padrón de electores, es decir, todas las personas de más de 18 años debían de acudir a las oficinas del entonces IFE a tramitar su inscripción a una lista para poder votar. A cambio, la autoridad le entregaba tras unos pocos días, una credencial que contenía su nombre, su domicilio, su edad, su clave de elector, su foto, su huella dactilar y su firma. Pronto, esta credencial se empezó a utilizar como la identificación oficial más aceptada, porque era gratuita y sencilla de obtener, pero a la vez, era muy segura y, por lo tanto, infalsificable.
Para incentivar que la población acudiera a los módulos para obtener su credencial, se lanzaron spots en radio y televisión, invitando a la gente a que acudiera a tomarse la foto, bajo el slogan que encabeza esta columna. Todavía se recuerdan algunas frases ingeniosas de aquellos comerciales, que pasaban durante la programación de los medios de comunicación prácticamente en cada espacio.
El esfuerzo rindió frutos: prácticamente todas las personas acudieron en su momento, y muchas más las siguen haciendo, para anotarse en la lista de personas que pueden votar y así obtener la credencial que, siendo honestos, las personas la utilizan más para demostrar el hecho de ser mayores de edad y con ello poder acceder a ciertos privilegios, aunque muchas veces olvidando que también eso acarrea ciertas obligaciones. O como dijera el tío Ben, un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Por eso, hoy te invito a que acudas al módulo del INE más cercano a tu domicilio. Si cumples 18 años entre el día de hoy y el 6 de junio de 2021 es tiempo de que la tramites; tienes hasta antes del próximo 10 de febrero para hacerlo, no importa que para esa fecha aún no tengas la mayoría de edad. Como el INE requiere hacer una serie de trámites administrativos entre los que se incluye la impresión de las credenciales, sería imposible que cumpliendo años en el mes de junio, tu credencial estuviera lista en un par de días. Por eso, las puertas de los módulos están abiertas desde ahora y se cerrarán a principio del año que entra.
Dos cosas más solamente: debes acudir al módulo cumpliendo una serie de requisitos y documentos que te solicitan; además debes cumplir con el protocolo de sanidad que se ha dispuesto para esta contingencia sanitaria, lo que incluye la atención solamente por cita, misma que puedes obtener en la página de internet del INE, toma en cuenta eso para que después no te agarren las prisas. Además, debo decirte que una vez finalizado el trámite no solamente obtendrás un plástico que te identificará, y el derecho a participar como votante en las elecciones, sino que adquirirás la obligación de servir a tu país cuando se requiera tu participación como funcionario de casilla, una experiencia que debes vivirla para recordarte, y recordarnos a todos los demás, que la democracia de México está en buenas manos con ciudadanas y ciudadanos como tú. ¡Bienvenida!, ¡Bienvenido!
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